sábado, 7 de febrero de 2015

La medalla de San Benito


UN SIGNO SAGRADO 

Desde hace muchos siglos, la cruz y la medalla de San Benito han sido muy difundidas aun más allá de los círculos más comprometidos con la fe de la Iglesia. La medalla de San Benito es un sacramental reconocido por la Iglesia con gran poder de exorcismo. Como todo sacramental, su poder está no en sí misma sino en Cristo, quien lo otorga y en la fe y la fervorosa disposición de quien usa la medalla. 

Además, quienes a la hora de la muerte lleven la medalla de San Benito o el crucifijo con esta última, serán protegidos siempre que se encomienden al Padre, se confiesen y reciban la comunión o al menos invoquen el nombre de Jesús con profundo arrepentimiento. El Crucifijo de la Buena Muerte y la Medalla de San Benito han sido reconocidos por la Iglesia como una ayuda para el cristiano frente a la tentación, el peligro, el mal, y principalmente en la hora de la muerte, y la misma Iglesia le ha conferido también al Crucifijo con la Medalla la Indulgencia Plenaria. Esta cruz también ayuda a los enfermos para unir sus sufrimientos a los de Nuestro Salvador. 

LOS SÍMBOLOS DE LA MEDALLA - CRUZ DE SAN BENITO 

La medalla presenta, por un lado, la imagen del Santo Patriarca, y por el otro, una cruz, y en ella y a su alrededor, las letras iniciales de una oración o exorcismo, que dice así (en latín y en castellano): 


Crux Sancti Patris Benedicti 
Cruz del Santo Padre Benito 
Crux Sacra Sit Mihi Lux 
Mi luz sea la cruz santa 
Non Draco Sit Mihi Dux 
No sea el demonio mi guía 
Vade Retro Satana 
¡Apártate, Satanás! 
Numquam Suade Mibi Vana 
No sugieras cosas vanas 
Sunt Mala Quae Libas 
Pues maldad es lo que brindas 
Ipse Venena Bibas 
Bebe tú mismo el veneno. 


Como se puede apreciar por las iniciales distribuidas en la cruz, a ésta el texto de la plegaria la acompaña siempre, y a la vez es una ayuda para la recitación de la misma. El texto latino se compone -después del título: Crux Sancti Patris Benedicti (C.S.P.B.) – de tres dísticos, que encierran una invocación a la Santa Cruz, con el deseo suplicante de tenerla como guía y apoyo, y la expresión del rechazo a Satanás, a quien se manda que se aparte – con las palabras de Jesús, cuando fue tentado por él (Mt. 4,10) -, manifestando que no va a escuchar sus sugerencias, pues es malo lo que ofrece. Es una auténtica confesión de fe y de; amor a Cristo, y una renuncia al diablo. 



La medalla tal como hoy la conocemos, se puede remontar al siglo XII o XIV o quizá a época anterior y tiene su historia. En el siglo XVII, en Nattenberg de Baviera, en un proceso contra unas mujeres acusadas de brujería, ellas reconocieron que nunca habían podido influir malignamente contra el monasterio benedictino de Metten porque estaba protegido por una cruz. Hechas, con curiosidad, investigaciones sobre esa cruz, se encontró que en las tapias del monasterio se hallaban pintadas varias cruces con unas siglas misteriores que no supieron descifrar. Continuando la investigación entre los códices de la antigua biblioteca del monasterio, se encontró la clave de las misteriosas siglas en un libro miniado del siglo XIV. En efecto, entre las figuras aparece una de san Benito alzando en su mano derecha una cruz que contenía parte del texto que se encontraba sólo en sus letras iniciales en las astras cruzadas de las cruces pintadas en las tapias del monasterio de Metten, y en la izquierda portaba una banderola con la continuación del texto que completaba todas las siglas hasta aquel momento misteriosas. 


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