miércoles, 10 de junio de 2015

Mandalas

Mandalas / Ilustración: Lis Anselmi.

Solo se volverá clara tu visión cuando puedas mirar tu propio corazón. Porque quien mira hacia afuera, sueña, y quien mira hacia dentro, despierta.   (Carl J. Jung)

El psicólogo Carl C. Jung (1) comenzó a interesarse por los mándalas cuando, al despertarse todos los días, intentaba interpretar sus sueños dibujando círculos o mándalas. Así fue observando que estas imágenes tenían relación con su interior, representaban para él la mente en su totalidad, consciente e inconsciente.
Como gran estudioso de los arquetipos, descubrió que el de los mandalas se encontraba en el subconsciente colectivo, lo que explicaría que las figuras mandálicas hayan aparecido en distintas culturas, muy lejanas entre sí. Su interpretación mostró el círculo como símbolo de la psique, y el cuadrado como la materia, lo terrenal, la realidad.
Jung vio al hombre moderno en estado de desintegración, separado de sí mismo y empezó a utilizar las figuras mandálicas en sus terapias, como una forma de adentrarse en la individualidad de sus pacientes.
El mándala está compuesto por un conjunto de figuras y formas geométricas concéntricas, puede dibujarse a partir del centro hacia afuera o de afuera hacia su interior, lo cual implica la expansión de la conciencia o un viaje hacia nuestro interior. En este sentido, nos ayuda a concentrarnos y prepararnos para meditar.
Es un símbolo de la totalidad, de unión, de integración. Para los budistas, el círculo constituye la forma perfecta, el mandala significa el universo, el cosmos, la eternidad, lo continuo e interminable.
En el arte cristiano, también hay formas mandálicas, como los rosetones de las iglesias, la medalla de san Benito y los halos de los santos, de la Virgen y de Jesús; también en algunas pinturas e íconos, como en La Virgen de la zarza ardiente, o en las imágenes de Jesús rodeado por los cuatro evangelistas, el círculo es símbolo de lo divino.
Contemplar un mandala nos armoniza, nos centra, nos da paz, y esto se acentúa si lo realizamos nosotros mismos, dibujándolo o pintándolo. Cada parte del mandala es la parte de un todo, como nosotros, como todo.
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(1) Carl C. Jung, Los arquetipos y lo inconsciente colectivo, El secreto de la flor de oro, El hombre y sus símbolos

miércoles, 11 de febrero de 2015



Azul Cielo Centro de Reiki, programa para los próximos días 21 y 22, curso donde se imparte el 3.º grado de reiki Mikau Usui, tenemos 1 plaza.






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sábado, 7 de febrero de 2015

La medalla de San Benito


UN SIGNO SAGRADO 

Desde hace muchos siglos, la cruz y la medalla de San Benito han sido muy difundidas aun más allá de los círculos más comprometidos con la fe de la Iglesia. La medalla de San Benito es un sacramental reconocido por la Iglesia con gran poder de exorcismo. Como todo sacramental, su poder está no en sí misma sino en Cristo, quien lo otorga y en la fe y la fervorosa disposición de quien usa la medalla. 

Además, quienes a la hora de la muerte lleven la medalla de San Benito o el crucifijo con esta última, serán protegidos siempre que se encomienden al Padre, se confiesen y reciban la comunión o al menos invoquen el nombre de Jesús con profundo arrepentimiento. El Crucifijo de la Buena Muerte y la Medalla de San Benito han sido reconocidos por la Iglesia como una ayuda para el cristiano frente a la tentación, el peligro, el mal, y principalmente en la hora de la muerte, y la misma Iglesia le ha conferido también al Crucifijo con la Medalla la Indulgencia Plenaria. Esta cruz también ayuda a los enfermos para unir sus sufrimientos a los de Nuestro Salvador. 

LOS SÍMBOLOS DE LA MEDALLA - CRUZ DE SAN BENITO 

La medalla presenta, por un lado, la imagen del Santo Patriarca, y por el otro, una cruz, y en ella y a su alrededor, las letras iniciales de una oración o exorcismo, que dice así (en latín y en castellano): 


Crux Sancti Patris Benedicti 
Cruz del Santo Padre Benito 
Crux Sacra Sit Mihi Lux 
Mi luz sea la cruz santa 
Non Draco Sit Mihi Dux 
No sea el demonio mi guía 
Vade Retro Satana 
¡Apártate, Satanás! 
Numquam Suade Mibi Vana 
No sugieras cosas vanas 
Sunt Mala Quae Libas 
Pues maldad es lo que brindas 
Ipse Venena Bibas 
Bebe tú mismo el veneno. 


Como se puede apreciar por las iniciales distribuidas en la cruz, a ésta el texto de la plegaria la acompaña siempre, y a la vez es una ayuda para la recitación de la misma. El texto latino se compone -después del título: Crux Sancti Patris Benedicti (C.S.P.B.) – de tres dísticos, que encierran una invocación a la Santa Cruz, con el deseo suplicante de tenerla como guía y apoyo, y la expresión del rechazo a Satanás, a quien se manda que se aparte – con las palabras de Jesús, cuando fue tentado por él (Mt. 4,10) -, manifestando que no va a escuchar sus sugerencias, pues es malo lo que ofrece. Es una auténtica confesión de fe y de; amor a Cristo, y una renuncia al diablo. 



La medalla tal como hoy la conocemos, se puede remontar al siglo XII o XIV o quizá a época anterior y tiene su historia. En el siglo XVII, en Nattenberg de Baviera, en un proceso contra unas mujeres acusadas de brujería, ellas reconocieron que nunca habían podido influir malignamente contra el monasterio benedictino de Metten porque estaba protegido por una cruz. Hechas, con curiosidad, investigaciones sobre esa cruz, se encontró que en las tapias del monasterio se hallaban pintadas varias cruces con unas siglas misteriores que no supieron descifrar. Continuando la investigación entre los códices de la antigua biblioteca del monasterio, se encontró la clave de las misteriosas siglas en un libro miniado del siglo XIV. En efecto, entre las figuras aparece una de san Benito alzando en su mano derecha una cruz que contenía parte del texto que se encontraba sólo en sus letras iniciales en las astras cruzadas de las cruces pintadas en las tapias del monasterio de Metten, y en la izquierda portaba una banderola con la continuación del texto que completaba todas las siglas hasta aquel momento misteriosas. 


jueves, 5 de febrero de 2015

Rayos Angelicos

      Para utilizar la energía de todo el reino angélico y poder obtener los beneficios de las distintas vibraciones de LUZ, debemos sintonizar con los colores de los siete arcángeles, sin necesidad de una armonización especial, sólo con saber el día de regencia.

      Establecer esa conexión tiene algunos detalles que debemos tener en cuenta: nombre del arcángel, color del rayo, atributo que nos da y día que rige, porque es cuando más cerca están sus vibraciones.

      Paso a detallar la información:
Miguel: rayo azul -  serenidad, protección y poder -  domingo.
Gabriel: rayo blanco -  comunicación, armonía y pureza -  lunes
Chamuel: rayo Rosa -  amor -  martes.
Rafael: rayo verde -  curación -  miércoles.
Jofiel: rayo amarillo -  iluminación y sabiduría – jueves.
Uriel:  rayo oro -  paz, profecía, intuición – viernes.  
Zadquiel: rayo violeta -  libertad - sábado.
   
     También con el color nos conectamos con los ángeles y seres de luz en general, según nuestra intención:

Azul : verdad espiritual y protección.
Blanco : conciencia espiritual superior
Rosa : amor y armonía de emociones
Verde : mayor visión y compasión
Amarillo :  abundancia espiritual
Oro :  intuición y profecía 
Violeta :  despertar y calma

        Una vez elegido el arcángel según el día de la semana que lo vas a realizar, busca un lugar tranquilo, escucha música suave, sentad@ cómodamente, con los ojos cerrados realiza inspiraciones profundas por nariz llevando el aire hasta la zona de debajo del ombligo y exhala a través de la boca, de forma lenta, hasta que la respiración será imperceptible.
       Relájate y visualiza el color del Arcángel elegido por tí, mientras dices su nombre varias veces, y así quédate durante cinco minutos o más esperando averiguar de qué manera su luz llega hasta tí, para darte cuenta, debes prestar atención a las sensaciones físicas de tu cuerpo. No tengo dudas que lo lograrás, solo tienes que dedicarle algunos minutos de tu día.
En base a lo expuesto, vamos a encontrar fácil y hasta divertido comenzar nuestro diálogo y contacto con esto seres maravillosos que pueden impregnar nuestra vida diaria de amor, paz y armonía, sabiendo que ellos están siempre cerca, esperando ayudarnos.

Vas a sentir que “ya no está más sol@” y que el universo conspira para el bienestar de tu ser interior.